«Farándula en el banquillo: El Jet Set y Wander Franco bajo la lupa judicial en una República Dominicana entre el escándalo y la justicia»

En los últimos seis meses, dos casos de alto perfil han captado la atención del país y se han convertido en símbolo de la compleja relación entre poder, espectáculo y justicia en la República Dominicana: el proceso judicial contra miembros del mundo del entretenimiento conocido como el Jet Set criollo, y la investigación penal contra el pelotero de Grandes Ligas Wander Franco por presunto abuso de menores.
Ambos casos, distintos en naturaleza pero similares en su resonancia mediática y social, han despertado interrogantes sobre el funcionamiento del sistema judicial, la presión de la opinión pública y los privilegios de figuras influyentes.
El Jet Set en la mira: fiestas, lavado y encubrimiento
La primera investigación que sacudió al país comenzó a tomar forma a finales de 2024, cuando la Procuraduría Especializada de Antilavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo inició operativos vinculados a fiestas de lujo organizadas por empresarios y celebridades del entretenimiento. En el centro del caso se encuentra un esquema de evasión fiscal y supuesto lavado de dinero mediante clubes nocturnos, promociones artísticas y contratos ficticios.
Documentos obtenidos por esta redacción revelan que la Unidad de Investigación Financiera (UIF) detectó movimientos bancarios sospechosos que involucran sumas superiores a los 200 millones de pesos en menos de 18 meses. Las transacciones fueron realizadas a través de cuentas de productoras musicales, bares de alto perfil y empresas fantasma registradas en nombres de terceros.
Uno de los implicados clave es un conocido promotor de eventos vinculado a figuras de la música urbana, cuyo nombre ha sido mencionado en al menos tres expedientes en manos del Ministerio Público. Aunque no se ha producido una acusación formal, varios artistas, influencers y comunicadores han sido interrogados como testigos.
“Este no es un simple caso de evasión. Aquí hay una estructura financiera sofisticada que mezclaba farándula, política y negocios ilícitos,” dijo a condición de anonimato un fiscal vinculado a la investigación.
Wander Franco: del diamante al escándalo
Paralelamente, el caso del pelotero dominicano Wander Franco, exestrella de los Tampa Bay Rays, ha escalado desde una denuncia informal en redes sociales hasta convertirse en una investigación penal formal tanto en Estados Unidos como en República Dominicana.
La Fiscalía de Puerto Plata confirmó que existen al menos dos expedientes abiertos en contra del jugador, quien ha sido acusado de mantener relaciones con menores de edad. Las autoridades estadounidenses también continúan su propia indagatoria, y aunque no se han formulado cargos hasta la fecha, el atleta fue colocado en licencia administrativa indefinida por la MLB, lo que lo alejó de toda actividad profesional.
Fuentes judiciales en el país indicaron que una de las denuncias fue presentada por familiares directos de la presunta víctima, y que el Ministerio Público ha solicitado asistencia judicial internacional para acceder a contenido digital relacionado al caso.
Wander Franco, mediante sus abogados, ha negado los hechos, calificando las acusaciones como una «campaña de desprestigio». Sin embargo, las repercusiones sociales y contractuales han sido devastadoras, con patrocinadores retirando apoyo y comunidades locales expresando decepción.
Impacto y percepción pública: justicia para quién
Ambos casos han generado un intenso debate sobre el papel de los medios y la presión popular en los procesos judiciales. Mientras algunos sectores aplauden el esfuerzo por aplicar la ley sin importar el estatus social, otros denuncian una “justicia selectiva” que prioriza el espectáculo mediático sobre la solidez procesal.
“Vivimos en una era donde la condena social precede a la judicial. Pero eso no puede reemplazar el debido proceso,” advirtió la jurista y analista política Maritza Lugo, en entrevista para este medio.
El país observa con atención los próximos movimientos del Ministerio Público, que se juega no solo su credibilidad, sino también la confianza de una sociedad cada vez más exigente con la rendición de cuentas, sin importar el apellido, el número de seguidores o los millones de dólares en juego.
Conclusión: entre fama y fiscalía
A seis meses del inicio de ambas investigaciones, el balance es incierto. Las autoridades avanzan lentamente en la recopilación de pruebas, mientras el juicio de la opinión pública continúa su curso vertiginoso. El desenlace de estos procesos podría marcar un precedente importante para la justicia dominicana: o demostrar que el Estado de Derecho se impone incluso ante el poder del espectáculo, o confirmar las sospechas de que en el país, la ley se aplica con doble vara.
Porque, al final, la pregunta persiste: ¿en la República Dominicana, la justicia también es parte del show?
Deja un comentario