Enrique Segoviano: El dominicano que conquistó la comedia mexicana y el corazón de Florinda Meza antes de Chespirito

SANTO DOMINGO/MÉXICO – Aunque para muchos su nombre quedó eternamente ligado a las letras blancas sobre fondo negro que abrían los episodios de El Chavo del 8, pocos conocen que Enrique Segoviano no solo fue el brillante director detrás del fenómeno televisivo latinoamericano más grande del siglo XX, sino también una figura sentimental clave en la vida de Florinda Meza, antes de su unión con Roberto Gómez Bolaños, «Chespirito».

Nacido el 6 de diciembre de 1947 en La Romana, República Dominicana, Segoviano emigró a México en su juventud, donde cursó estudios de cinematografía en el reconocido Centro de Estudios Cinematográficos de Televisa. Desde allí, comenzaría un ascenso meteórico en la televisión mexicana. Su formación meticulosa, su talento técnico y su intuición cómica lo convirtieron en el director predilecto de Chespirito entre 1971 y 1978.

Una dupla mágica en la pantalla… y en la vida personal

Durante los primeros años de El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado, Segoviano no solo dirigía, editaba y musicalizaba los programas, sino que también tejía una estrecha relación con los actores. Según revelaciones de varios miembros del elenco y entrevistas recopiladas en libros y documentales posteriores, entre Enrique y Florinda Meza floreció una relación afectiva sólida y discreta.

Una fuente clave en este relato es María Antonieta de las Nieves, «La Chilindrina», quien declaró en diversas entrevistas que Segoviano y Meza fueron pareja formal y que incluso se hablaba de boda. “Enrique era un caballero, muy discreto, y Florinda estaba muy enamorada de él”, señaló en un programa especial emitido por TV Azteca en 2013.

¿Por qué no se casaron? El giro que cambió todo

Hacia mediados de los años 70, cuando el programa alcanzaba su pico de popularidad, la dinámica entre Chespirito y Florinda Meza comenzó a cambiar. Aunque Gómez Bolaños estaba casado, su cercanía profesional con Meza se volvió cada vez más evidente. Durante las giras internacionales y las grabaciones, la relación entre ambos se intensificó, lo que generó tensiones no solo con Segoviano, sino también con varios miembros del elenco original.

Diversos biógrafos de Chespirito aseguran que Meza rompió su relación con Segoviano alrededor de 1976. Poco después, inició su relación sentimental con Gómez Bolaños, con quien se mantendría hasta la muerte del comediante en 2014. Esta ruptura personal también coincidió con un distanciamiento profesional: Enrique Segoviano dejó de dirigir los programas de Chespirito en 1978, siendo reemplazado por otros talentos internos de Televisa.

Después del Chavo: la reinvención de un maestro televisivo

Lejos de apagarse, la carrera de Segoviano floreció tras su salida del universo Chespirito. Fue el responsable de exitosas producciones como Odisea Burbujas, En Familia con Chabelo, Anabel y Derbez en Cuando, consolidando su reputación como uno de los productores más versátiles de la televisión mexicana. Curiosamente, a pesar de su enorme influencia, siempre se mantuvo fuera del foco mediático.

Sobre su relación con Meza o su salida del equipo de Chespirito, Segoviano guardó silencio durante décadas. Sin embargo, en una rara entrevista concedida en 2017 para el documental Chespirito: detrás del mito, se limitó a decir: “Fueron años muy bonitos, pero el camino a veces te separa de la gente, incluso si hay cariño”.

El regreso a sus raíces dominicanas

Aunque su carrera se consolidó en México, Segoviano nunca perdió el vínculo con República Dominicana. Visitó el país en varias ocasiones y expresó en entrevistas su orgullo de haber nacido en La Romana. “Soy mexicano por adopción, pero dominicano por nacimiento y por corazón”, dijo en una presentación universitaria en Santo Domingo en 2008.

Con más de 50 años de trayectoria en la televisión latinoamericana, Enrique Segoviano permanece como una figura clave en la historia del entretenimiento. Su legado se extiende más allá de las risas y de los sets de cartón pintado: dejó su huella en la forma de hacer televisión, en la estética de la infancia de millones… y en una historia de amor que pudo haber cambiado el rumbo de una de las parejas más icónicas del espectáculo latino.

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