Blackouts recientes revelan la fragilidad de los sistemas eléctricos en varios países

En los últimos meses, tres grandes eventos de interrupción del suministro eléctrico han registrado el reflejo de una realidad crítica: la fragilidad de los sistemas de energía ante fallas técnicas, falta de mantenimiento y planificación insuficiente.
En la República Dominicana, un corte masivo del servicio eléctrico afectó gran parte del país. Las autoridades del sector energético señalaron que la falla tuvo origen en una subestación crítica, provocando la desconexión de múltiples unidades de generación y paralización de servicios esenciales en varias ciudades. El transporte, la salud y el abastecimiento quedaron temporalmente comprometidos.
En Cuba, el desenlace es aún más grave. El pasado 10 de septiembre de 2025, el sistema nacional de electricidad colapsó por cuarta o quinta vez en menos de un año, dejando a alrededor de diez millones de personas sin electricidad durante horas. La situación se atribuye a fallas en plantas termoeléctricas obsoletas, escasez de combustible e infraestructura deteriorada. La crisis ha derivado en cortes diurnos y nocturnos prolongados, alterando el transporte, el suministro de agua y el funcionamiento de hospitales.
En la Península Ibérica, el 28 de abril de 2025 un apagón de gran escala dejó sin electricidad a España y Portugal: en España se perdió de golpe unos 15 gigavatios (aproximadamente el 60 % de la demanda) en apenas segundos. Las causas oficiales señalaron una combinación de fallas técnicas y planificación deficiente del operador de la red, descartando por ahora un ciberataque. Los servicios de transporte, comunicaciones y comercios quedaron interrumpidos temporalmente mientras se restablecía el suministro.
Un vistazo comparativo
En la República Dominicana, el apagón del 11 de noviembre de 2025 tuvo su origen en una falla dentro del sistema de transmisión, específicamente en una subestación de San Pedro de Macorís. Este evento provocó la desconexión de varias unidades generadoras y la suspensión del servicio eléctrico en prácticamente todo el país. El corte afectó hospitales, transporte público, telecomunicaciones y otros servicios esenciales, evidenciando la vulnerabilidad de la red nacional ante un fallo puntual.
En Cuba, la situación ha sido más prolongada y estructural. El país ha sufrido repetidos colapsos del sistema eléctrico en menos de un año, con al menos cuatro apagones nacionales entre 2024 y 2025. Las causas principales se relacionan con el deterioro de las plantas termoeléctricas, la escasez de combustible y la falta de mantenimiento. Estos cortes han dejado a millones de personas sin luz durante largas horas, afectando el suministro de agua, la conservación de alimentos y el funcionamiento de centros de salud.
Mientras tanto, en España y Portugal, el apagón del 28 de abril de 2025 fue descrito como uno de los más graves de la historia reciente de la península ibérica. Una serie de fallas técnicas y una desestabilización en la red provocaron la caída repentina de más del 60 % de la demanda energética. El suceso paralizó temporalmente el transporte ferroviario, los aeropuertos y las comunicaciones, aunque el suministro fue restablecido en su mayoría en cuestión de horas. Las autoridades descartaron un ciberataque y apuntaron a un error operativo dentro del sistema interconectado.





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