Robert Prevost, el nuevo Papa León XIV: el estadounidense que marca un giro histórico en la Iglesia Católica

CIUDAD DEL VATICANO – Mayo 2025.
En un giro inesperado para la historia de la Iglesia Católica, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo Papa, adoptando el nombre de León XIV. Su elección marca un hito: es el primer pontífice nacido en los Estados Unidos, una señal de apertura hacia nuevas dinámicas globales dentro de la Iglesia.

Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois, Prevost es miembro de la orden de San Agustín y ha cultivado una trayectoria marcada por la discreción, la firmeza doctrinal y una profunda vocación misionera. Antes de su llegada a Roma, sirvió durante más de una década en Perú como obispo de Chiclayo, donde ganó reconocimiento por su trabajo pastoral en comunidades marginadas y por su defensa de los derechos humanos.

Su ascenso en la Curia Vaticana comenzó en 2020, cuando fue nombrado prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en la estructura eclesial, encargado de supervisar los nombramientos episcopales en todo el mundo. Fue creado cardenal por el Papa Francisco en 2023, consolidando su influencia dentro del Colegio Cardenalicio.

La elección de Prevost como León XIV se produjo tras un cónclave breve pero intenso, luego de la renuncia del Papa Francisco por motivos de salud. Según fuentes del Vaticano, su figura emergió como una opción de consenso entre los sectores reformistas y conservadores del Colegio Cardenalicio. Se le reconoce por su capacidad de diálogo, su compromiso con la transparencia en la gestión eclesial y su firme defensa de la doctrina católica tradicional, sin cerrar la puerta a reformas pastorales.

El nuevo pontífice eligió el nombre León XIV en homenaje a San León Magno y al Papa León XIII, conocido por su encíclica Rerum Novarum, que abordó la cuestión social en el siglo XIX. El gesto no es menor: sugiere una orientación hacia una Iglesia que se implica activamente en los problemas contemporáneos, desde la desigualdad hasta la crisis ecológica, pero sin ceder en sus principios fundamentales.

En su primer mensaje Urbi et Orbi, León XIV afirmó:
«La Iglesia debe ser madre y maestra en un mundo fragmentado. Nuestra misión es ser faro de esperanza, no ideología; constructores de puentes, no de muros.»

Los desafíos que enfrentará su pontificado no son pocos: la secularización en Occidente, los escándalos de abusos, el papel de la mujer en la Iglesia, la creciente presencia del catolicismo en el sur global, y las tensiones geopolíticas que golpean a comunidades cristianas en Medio Oriente y África.

A sus casi 70 años, el Papa León XIV representa una figura de transición, pero también de continuidad reflexiva. Su elección parece enviar un mensaje claro: la Iglesia está dispuesta a mirar más allá de Europa, sin perder su raíz apostólica, para responder a los desafíos del siglo XXI.

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