Corea del Sur anuncia plan de compensación a víctimas de trabajo forzado

Corea del Sur anunció este lunes un plan para compensar a sus ciudadanos que fueron víctimas del trabajo forzado impuesto por Japón durante la guerra, una medida para mejorar las relaciones bilaterales que no está exenta de polémica.
Corea del Sur y Japón son importantes aliados de Estados Unidos en la región, pero sus relaciones bilaterales son tensas por el brutal mandato colonial de Tokio en la península coreana entre 1910 y 1945.
Unos 780.000 coreanos fueron reclutados para hacer trabajo forzado durante la ocupación japonesa, según datos surcoreanos. Este registro no incluye a las mujeres sometidas a la esclavitud sexual por soldados japoneses.
El nuevo plan del gobierno de Seúl es utilizar una fundación local para recibir donaciones de empresas surcoreanas que se beneficiaron del paquete de reparaciones japonés de 1965 para compensar a las víctimas.
El ministro de Relaciones Exteriores surcoreano, Park Jin, dijo que espera que Japón responda “positivamente” a la decisión y que haya una contribución voluntaria de empresas japonesas.
“La cooperación entre Corea y Japón es muy importante en todas las áreas de la diplomacia a la economía y la seguridad, en medio de la grave situación internacional y la compleja crisis global”, declaró Park.
Este nuevo plan ofrece la oportunidad de “crear una nueva historia para Corea y Japón, superando los antagonismos y los conflictos para poder avanzar”, agregó el funcionario.
Reacción de Japón
El ministro japonés de Relaciones Exteriores, Yoshimasa Hayashi, afirmó que su gobierno “valora” el anuncio surcoreano y que se trata de una forma de “restaurar relaciones saludables”.
Pero también insinuó que Japón no volverá a emitir disculpas por este tema.
Tokio insiste en que un tratado de 1965, bajo el cual los dos países restablecieron relaciones diplomáticas con un paquete de reparaciones por 800 millones de dólares en donaciones y préstamos blandos, resolvió todos los reclamos de la era colonial.
La Casa Blanca celebró “un nuevo capítulo revolucionario de cooperación y de asociación” entre los dos países.
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